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Que ver en Menorca


Menorca, Baleares, España
 
 
 
  • Ciutadella
  • Naveta Des Tudons
  • La ciudad de Mao
  • Las playas o calas de la isla
  • Torre d'en Galmes
 
 
 

Viajar a Menorca

La capital de la isla de Menorca, es una ciudad privilegiada, la hermosura del sol y del mar son incomparables. El barrio de Baixamar es un collage de cultura moderna, representada por los edificios de negocios y los lujosos hoteles; y la cultura menorquina, representada por las plazoletas, los mosaicos y los jardines. Las cabañas de los pescadores, los garajes para los barcos entre los almacenes industriales del siglo pasado son hoy en día los bares, los restaurantes y las tiendas que hasta bien entrada la noche reaniman el antiguo puerto colonial. Un largo paseo recorre esta parte del puerto.

En Mao, hay mucho para ver a parte de las playas, como por ejemplo: la Destileria Xoriguer, el Mercado de Pescado, la Plaça de la Constitució, la iglesia de Santa María, el Ayuntamiento, la Porta de Sant Roc, el Pont d’es General, la Plaza Colon, la Iglesia de Sant Francesc d’Asis y el Museo de Menorca.

En el puerto de Mao, un pequeño archipiélago de islas, llama la atención e invita al descubrimiento. La Isla artificial del Llatzaret que alberga el Palacio de Congresos, fue una antigua isla de cuarentena en épocas de peste. La illa del Rei es el lugar donde desembarcaron las tropas de Alfonso III en 1287 para reconquistar la isla. Al norte de Maó, el Parque Natural de la Albufera, acoge aves migratorias además de una gran variedad de especies.

Las playas que rodean Maó merecen a pena, la mayoría son vírgenes y sin gente. Cala Mesquita es una playa pequeña, hermosa y recogida. Es Grau, mucho más urbanizada, es la playa de la capital. Cerca de Es Castell, cala Fonts y Cala Corb son frecuentadas por los barcos de pesca y por los deportivos.

Siete playas junto con Sant Lluís forman el extremo sur de la isla de Menorca, la segunda más grande de las Islas Baleares. Sant Lluis fue fundada por el conde de Lannion en 1761. El pueblo presenta un paisaje rectilíneo y blanco; la iglesia es la única interrupción en él. En el Suroeste se encuentran las Calas Coves, antiguas necrópolis talayóticas cavadas en el acantilado, con actualmente el refugio de naturistas en busca de una vida rudimentaria.

La cala Alcaufar, encantadora y tranquila, está conectada con S’Algar por un camino que hace posible un agradable paseo. Punta Prima, mucho más urbanizada, es una bella playa que tiene delate el sur de la illa de l’Aire. Aunque no sean el paradigma de las calas vírgenes, Biniancolla, Binibeca, cala Binisafuller y Els Canutells están bastante bien acondicionados.

En el oeste de la isla, por la carretera principal que une Maó con Ciutadella, están los pueblos de Alaior, Mercadal y Ferreries. El paisaje es llano y muy agrícola. En Alaior hay que parar a comprar menorquinas (zapatillas de suela de caña) y queso de Maó. Mercadal en cambio ofrece al comprador sandalias de cuero y galletas de la pastelería Cas Sucrer, la más famosa de toda la isla. Lo mejor subir al Monte Toro y desde allí atiborrarse de carquiñolis, amargos y yemas mientras disfrutamos de la vista del pueblo. Para terminar el recorrido hay que visitar Fornells y Ferreries, con sus atalayas y sus iglesias son un paisaje sobrecogedor.

En el extremo oeste de la isla nos encontramos con Ciutadella, la segunda ciudad más importante de la isla. La piedra rosada de sus casas armadas alrededor de la Plaza de Armas y una vida hormigueante por las calles es la imagen que te quedará de esta ciudad curiosa. La Plaça d’es Born es el centro de la ciudad, la antigua plaza de armas, aquí se emplazan los puestos del mercado alrededor del obelisco. Se pueden visitar la Torre Saura y el Palacio Salort en los alrededores de la plaza.

Nada explica mejor la superposición de culturas de Ciutadella, como un paseo por las arcadas de la Calle Major; pasando por delante de la catedral, antigua mezquita y remodelada en el estilo neoclásico; el Palacio Olivar, con su rara austeridad; y terminar en la ampliación moderna de la ciudad. Finalmente no deje de visitar la Iglesia dels Socors, en donde se celebra un festival de música durante el verano cada año y el Museo Diocesano, donde debe dar el paseo propuesto por la muralla.


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