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Europa > Rumania >

Que ver en Bucarest


Bucarest, Rumania
 
 
 
  • Avenida de la Victoria
  • Parque del Cultura y el Reposo
  • Plaza de la Unión
  • Monaterio de Snagov
  • Museo de la Aldea
 
 
 

Turismo en Bucarest

Si viajamos a Rumania es casi seguro que Bucarest será nuestra primera parada. La capital es conocida también como el París del Este por sus grandes avenidas adornadas con árboles. Es una ciudad con muchas áreas verdes, parques espaciosos, avenidas anchas bordeadas de árboles, cafés y restaurantes con terrazas. La vía principal de la zona «parisina» es Calea Victoriei o avenida de la Victoria, que fue construida originalmente en 1702.

La avenida de la Victoria está delimitada por el Teatro de la Opera; la Iglesia Stavropoleos con sus muros elegantemente decorados y sus puertas labradas; el Museo de Historia de Rumania con sus magníficas exhibiciones de piezas de oro, joyería, piedras preciosas, cofres y armas -algunas de ellas datan de siglo IV a.C.-; la iglesia Cretulescu de principios del siglo XVIII y el ex-Palacio Real ahora Galería Nacional de Arte.

Muy cerca de aquí se encuentra el parque de la Cultura y el Reposo, que ocupa 210 hectáreas y contiene un soberbio museo popular con granjas, molinos hidráulicos, molinos de viento y hogares campesinos traídos especialmente de todo el país. Al igual que París aquí encontraremos el clásico Arco del Triunfo en la Avenida Kisseleff, una avenida mucho más larga que los Campos Elíseos.

Bucarest es una ciudad repleta de parques algunos con lagos y pequeños barquitos. Debido a la gran superficie que ocupa la capital rumana es recomendable usar la red de metro –además el precio es irrisorio- para recorrerla.  Las principales avenidas de Bucarest y que merecen ser paseadas recorren la ciudad en dirección norte-sur -del Arco de Triunfo hasta el Centro Cívico- interceptadas por otras avenidas que van del este al oeste. Aquí encontraremos edificios públicos como el Museo Nacional de Historia y el Palacio de Correos.

Los estilos arquitectónicos que encontraremos son eclécticos desde las ruinas del palacio de Vlad Tepes (inspiración de Dracula) pasando por iglesias ortodoxas, villas estilo Second Empire hasta los cubos paquidérmicos de la época estalinista que llenan algunas avenidas. Esto resulta muy curioso porque puedes andar por una avenida y no ver nada más que cubos de edificios y de repente ver una iglesia entre medias de edificios de gran altura, completamente sorprendente.

El edificio más importante de la ciudad es el Palacio del Parlamento conocido también como Palacio del Pueblo. Este es el segundo edificio más grande del mundo después del pentágono, su tamaño es equivalente a su fealdad. Tiene unas 6.000 habitaciones muchas de ellas abiertas al público y otras ocupadas por oficinas gubernamentales. Ceaceuscu derribo varios barrios para construir semejante monstruosidad.

Puedes visitarlo aunque su visita es mínima no te enseñan más que una parte de la primera planta y la segunda. El suelo tiene unas baldosas con el mapa del palacio. Lo mejor de la visita que puedes salir al balcón donde Ceaceuscu se dirigía a los ciudadanos y poder ver la grandiosa avenida de la Victoria.  

Si tienes más tiempo puede resultar interesante visitar: el Museo de la Aldea en el parque Herastrau, cerca del Arco de Triunfo. Este museo expone arquitectura y artesanía popular de toda Rumanía, es una buena manera de empaparse de la cultura rumana.

Otra cosa digna de visitar es el Museo Nacional de Arte, que se halla en el edificio del antiguo Palacio Real y el Museo Nacional de Historia, en la calle Victoriei. En las cercanías está el Monasterio de Torrejón de Snagov de 1408 y el Palacio Mogosoaia construido en el siglo XVIII. Ambos son visitas interesantes.

Para ir de compras los almacenes en la zona de la Piata Unirii o plaza de la Unión son las mejores.  Si prefieres los pequeños negocios visita las callejuelas de la zona de la calle Lipscani, cerca de Curtea Veche.  Te recomendamos adquirir objetos tradicionales de cerámica, cristal, lana y madera. Otra experiencia inolvidable es visitar los domingos por la mañana, un mercado de objetos usados a orillas del Dâmbovita.

En lo que se refiere a comida, yo evitaría las conocidas cadenas de comida rápida norteamericana y me  decantaría por los  restaurantes típicos rumanos que nos ofrecen gustosos asados de ternera, pollo o cerdo acompañados de  vino rumano. Los caldos locales valen la pena y también la bebida nacional la "tuica".

Hasta aquí esta lo que es la típica guía de viajes, todo sonaba encantador. Ahora os contare lo que no suele salir en los libros. Bucarest está llena de perros callejeros algunas están tirados por las aceras cuidado con tropezarse con algunos, porque son salvajes y muerden. También está lleno de solares abandonados con chabolas.

En lo que respecta al alojamiento pueden consultar mi opinión en Hoteles de Rumania. En lo que respecta a la vida nocturna, no puedo opinar mucho porque la ciudad era tan oscura y siniestra que no nos animamos a salir de noche. Os diré que por la noche la zona más animada -y uqe deben evitar- son las cercanías de la estación de Trenes o Gare de Nord. Pero no precisamente debido a la juerga sino porque se concentran proxenetas, niños esnifadores de pegamentos que malviven en los solares... Sobre clubs y discotecas no encontramos nada que mereciera la pena.

El metro es seguro y es el mejor transporte para conocer la ciudad, os recomiendo que saquéis un bono de diez viajes. A pesar de todo esto os puedo decir que los rumanos son gente agradable y dispuesta a ayudarte, lo que compensa muchas de sus deficiencias. También están dentro de la población los conocidos como "romas" que son los rumanos gitanos. Estos te van por medio de Bucarest con su carro tirado con caballos –verídico-.  En definitiva lo que puedo decir de Bucarest es que es un lugar que a nadie deja indiferente. /// Texto escrito por Alfredo.


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